sábado, 1 de octubre de 2011

No hay que perder el tiempo haciendo cosas importantes

Los premios IG Nobel, en masa, siempre tienen miga. En los de este año me ha llamado la atención el de literatura para John Perry, de la Universidad de Stanford, al que le podrían haber dado el de filosofía y letras pensativas.
La cosa por la que recibe el premio se llama "Procrastinación Estructurada". Como todo el mundo sabe procrastinación es la maraña de lo que hacemos y el porqué lo hacemos, mientras no hacemos lo que tenemos que hacer. Y la Procrastinación Estructurada dice que hacemos cosas importantes para evitar hacer cosas que realmente son importantes. Esto es ácido sulfúrico filosófico y social. Simplemente con examinar si estamos inmersos en una Procrastinación Estructurada personal o formamos parte de una Procrastinación Estructurada colectiva, tendríamos que ir desechando lo importante, lo muy importante, lo importantísimo, y dedicarnos a las cosas importantes de verdad. Y ahí está la madre del cordero y una herramienta que podría mover montañas inamovibles con el simple método de dudar metódicamente de que lo que hacemos sea suficientemente importante y forzarnos a la búsqueda de cosas importantes de verdad, para hacerlas.
Las cosas importantes de verdad.
Solo cuando a la farsante realidad se le cae algún velo, es cuando vemos cuales son las cosas importantes de verdad.

Última hora a esta hora; en Público utilizan otra palabra menos alejandrina que procrastinación; dilación.
Menos erres

No hay comentarios: