sábado, 22 de octubre de 2011

El director de orquesta que era una buena pieza

Un director de orquesta tiene que saber tocar muchas piezas. O al menos saber como se deben tocar. Y si ese director de orquesta es un mando militar, el que sabe tocar los cojones a los subordinados, se le supone.
Pero los tiempos corren más que las piedras y ahora el ejercito es mixto. Y que un director de orquesta militar toque los genitales a una subordinada tiene unos matices o arcoiris completos distintos a que toque los cojones a un trompetero macho negándose un permiso.
Ha sido condenado, pero no antes de haber sido declarado inocente. La inocencia le venía por la parte de que ordenó a la subordinada que se subordinara y se sentara en sus rodillas y tras reiterar y escalar la orden de forma militar, imponiendo la jerarquía y la potencia vocal, la subordinada se sentó y con ello acepto lo que todo el mundo sabe que pasa después; la metió mano. Es como cuando invitas a una chica a cenar. Todo el mundo sabe que a los postres la pasarás la mano por encima del hombro y que después la tocaras las tetas, así que si acepta la cita, acepta que la toques las tetas. Y si no quiere, que no acepte la cita.

Pero al final fue condenado, el condenado

No hay comentarios: