domingo, 13 de septiembre de 2009

Soy republicano

Si se piensa detenidamente, lo que hacemos con los niños es muy extraño. Montamos una gran mentira en la que participa toda la sociedad y que consiste en que unos señores con barba, a lomos de camellos, llegan desde muy lejos y en una sola noche llenan de juguetes las casas en las que hay niños que se portan bien. Toda una maraña de mentiras y respuestas prefabricadas para las preguntas clásicas y todo un ballet de medidos movimientos para no quedar al descubierto ante los curiosos niños con los regalos ya comprados.
Y todo para despues decirles que eso es mentira. Si yo fuese un psicólogo, seguro que podría decir que eso causa una honda, por profunda, desconfianza hacía los padres y la sociedad.
¿porqué alimentar la creencia en cuentos de hadas en los niños?
¿porqué inventarse una figura interpuesta para hacer unos regalos en fiestas o una recompensa en metálico por el dolor de haber perdido un diente?
Somos muy raros.

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