jueves, 29 de diciembre de 2011

La atenuante del lenguaje

Cuando oigo hablar de violencia domestica me imagino a una persona arañada por su gato o a un consumido consumidor jurando en arameo al recibir el recibo de la luz. Otras violencias ya no son domésticas; son salvajes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Para qué escribes un blog?

No eres nadie. Tus reflexiones no interesan a nadie.

Patache dijo...

Su comentario me llena de dudas. Por una parte dice que mis reflexiones no interesan a nadie y por la otra, mis reflexiones le han movido a escribir ese comentario. Algo tendrán.
Muchas gracias por sus ánimos. Estaba desmotivado.