sábado, 12 de noviembre de 2011

Salvados con un euro

La economía está tan globalizada e interconectada que se pueden hacer cosas maravillosas. Y mágicas.
Tengo la impresión de que las deudas se multiplican. Y que la misma deuda que debe el primero de la cadena es la que debe el último de la cadena de deudas. Y por ello la solución es sencilla; pagar todas las deudas con el mismo dinero. Me presento con un euro especial en la primera empresa y les hago donación del euro especial (soy así de rumboso) Ese euro tiene de especial que obligatoriamente hay que emplearlo en el pago de una deuda adquirida y no para adquirir nada más. Es fácil de deducir que el euro ira saltando y saldando deudas de un euro allá por donde pase y que a las mil transacciones habrá saldado mil euros de deuda total y que al millón de transacciones habrá saldado un millón de euros de deuda total. ¿qué sucederá al final? que todas las deudas se habrán liquidado, excepto las muy acumuladas, que no encontraran caminos para ese euro, porque no tendrán deudores. Solo acreedores.
Esa es la deuda real. La otra es una mera ilusión que un euro es capaz de hacer desaparecer, como lágrimas en una tormenta financiera.
Como efecto secundario, los que no deban nada a nadie nunca verán pasar el euro.
Y ahora; quien dice un euro especial, dice un dinero prestado a fondo perdido de forma condicional a la condición de utilizarlo para pagar a un deudor que a su vez tenga al menos una deuda igual o mayor, y que lo preste a fondo perdido con las mismas condiciones.

Vale, de acuerdo; es un remake de una cámara de compensación en la que la diferencia es que no se casan operaciones de signo contrario entre dos mismos interlocutores; se trata de que me cancelan un importe de deuda con la condición de que yo cancele ese mismo importe de deuda a un deudor mio que a su vez esté en condiciones de hacer lo mismo. Al final queda todo bastante igual en los balances, pero la deuda total no será para tanto.

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