domingo, 14 de noviembre de 2010

De la divagación a la infelicidad en un solo paso

Las interconexiones en ocasiones se descubren cuando chisporrotean. 
En un estudio de esos que no descubren nada, llegan a la conclusión de que las personas somos más infelices cuanto más divagamos, en el sentido de que pensamos en cosas ajenas a la tarea que tenemos entre manos. En un extremo tendríamos a la persona embebida en sus tareas en cuerpo y mente y sin tiempo para pensar en otras cosas que le hagan pensar que es infeliz. En el otro extremo está la persona que no piensa en absoluto en sus tareas y que divaga todo el tiempo y por ello piensa que es infeliz. Yo diría que las personas encuentran motivos para sentirse infelices cuando se ponen a pensar en vez de dedicarse a hacer sus tareas o a entrar en paraísos artificiosos, pero eso queda fuera del estudio.
Lo curioso del estudio es que hay una tarea que parece que enfoca los pensamientos de manera que no salen volando como mariposas por campos de flores; hacer el amor. "Cuando se hace el amor, la mente suele estar mucho más centrada y la divagación no es nada frecuente". Naturalmente la consecuencia es que no da lugar a pensar que se es infeliz. Y creemos ser dichosos.
No lo veo claro y creo que hay que hacer más pruebas.



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