sábado, 3 de abril de 2010

Sobrepeso atenuante

George Jolikur, habitante del Estado de Florida, EEUU, que pesa 270 kilos, fue declarado culpable de saquear restaurantes y tiendas, pero no fue a parar a la prisión por ser demasiado obeso, informó hoy prensa británica.
 Ese hombre de 38 años encargaba platos a domicillo, se comía el grueso y luego devolvía los restos declarando que no los pagará porque no eran frescos. En una ocasión encargó 5 cócteles de leche y también se negó a pagarlos. Dijo que la leche se había cortado.
A George lo arrestaron cuando pidió un plato de carne de 45 dólares, se comió la mayor parte y luego declaró que no pagaría porque la carne estaba cubierta de moho. Pero el infeliz no fue a la cárcel. El fiscal calculó que sólo la operación de  transporte a la prisión de ese reo atado a la cama por la adiposis costaría miles de dólares.
Al fin y al cabo, la parte de cargo aceptó que el hombre pagara una multa de 1.200 dólares. El fiscal declaró: "El mismo se ha condenado, pues ya no podrá levantarse de la cama".

http://sp.rian.ru/onlinenews/20100402/125739175.html

Esta noticia tiene dos vetas de interés; una es que alguien se pueda librar de la cárcel por estar extremadamente gordo, lo que lleva a pensar que algunos elementos que se ponen en huelga de hambre para presionar sobre el hecho de que van a ser probablemente encerrados, están corriendo en una buena pista, pero justo en la dirección contraria. La otra es el hecho de que la fiscalia haya hecho cálculos de costes y al salir muy caro haya desistido del encierro como castigo. Eso es tener la mente abierta, aunque esa abertura se parece sospechosamente a las que tienen los cerditos de barro en su espalda.
Los potenciales y reales delincuentes solo tienen que encontrar el modo de que su traslado y permanencia en prisión salgan tan caros, que el fiscal prefiera ser  generoso en la pena y no en la minuta.

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