martes, 5 de enero de 2010

Vístase y que pase el siguiente

El arco detector de metales está periclitado y la marea de la tecnología ha traído el escaner que permite ver lo que hay debajo de la ropa, siendo eso su gran ventaja y su terrible inconveniente. Viajar en avión y más a ciertos destinos es cada vez más difícil y ahora empezará a ser embarazoso cuando el operario del escaner nos quite la ropa con su mirada. Una solución de doble uso podría ser el emplear como empleados de seguridad encargados del artilugio a médicos; por una parte el viajero se sentirá menos pudoroso si es un doctor el que le ve desnudo y por la otra, puede ser una fuente de empleo para el excedente de galenos. Y si el médico tiene ojo clínico, puede diagnosticar sobre la marcha un problema médico que salte a la vista.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se... El problema es que mis michelines cuadrados parecen un cinturón de explosivos, asi que me veo despelotándome cada vez que quiera volar.
¿No sería más barato desnudar a la gente pero poner a los guardias unas gafas con las que se vea muy mal? el resultaod sería el mismo.

Patache dijo...

Todo está inventado. Para estos casos se puede usar una combinación de el pensamiento de que si se ve un reflejo, no se está viendo el original y no hay pecado (como los ginecólogos en algunos países árabes que tienen que observar partes pudendas femeninas mediante un espejo) y de los fenomenales espejos de feria.
El mecanismo es ponerse ante el espejo deformante que más nos favorezca y que el mirón nos vea a través de él.