sábado, 12 de septiembre de 2009

Un libro para niños

Los viajes de Gulliver de míster Jonathan Swift se ha quedado en un libro para niños, para que disfruten de las extrañas sociedades por las que va pasando el segundo naufrago más famoso del mundo, pero la realidad es que es un libro cargado de ironía que a traves de las "inocentes" descripciones de los nativos de otras sociedades deja en el aire la comparación con los usos y costumbres habituales en nuestra sociedad. Y aunque el tiempo ha pasado y algunas perdigonadas ya se pierden en el vacio, la mayoria encuentra carne y da que pensar, que para mi es lo máximo de un libro.
Tenemos este pasaje:
"Al escoger personas para cualquier empleo se mira más la moralidad que las grandes aptitudes; pues dado que el gobierno es necesario a la Humanidad, suponen allí que el nivel general del entendimiento humano ha de convenir a un oficio u otro, y que la Providencia nunca pudo pretender hacer de la administración de los negocios públicos un misterio que sólo comprendan algunas personas de genio sublime, de las que por excepción nacen tres en una misma época. Piensan, por el contrario, que la verdad, la justicia, la moderación y sus semejantes residen en todos los hombres, y que la práctica de estas virtudes, asistidas por la experiencia y una recta intención, capacitan a cualquier hombre para el servicio de su país, salvo aquellos casos en que se requieran estudios especiales. Y creían por de contado que la falta de virtudes morales estaba tan lejos de poder suplirse con dotes superiores de inteligencia, que nunca debían ponerse cargos en manos tan peligrosas como las de gentes que merecieran tal concepto, pues, cuando menos, los errores cometidos por ignorancia con honrado propósito jamás serían de tan fatales consecuencias para el bien público como las prácticas de un hombre inclinado a la corrupción y de grandes aptitudes para conducir y multiplicar y defender sus corrupciones"
Se puede pasar por él de paseo o pararse en él para ver el paisaje. Haciendo esto último, podremos ver el engaño, el camelo, el embeleco de los archipampanos y sus chambelanes y la poca consistencia de considerar que un servidor público puede ser un buen servidor público aunque sea una mala persona y la maldad de considerar que una buena persona, cargada de buenas intenciones es un peligro que sea un servidor público.

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